CAVILACIONES 130 - COMIENZO

Otro año que se va, otro año que comienza, la víbora que se muerde la cola, la rueda, el ir y venir que se hace un ir que se encuentra en el final con el principio, el que llevará a otro final que llevará a otro comienzo, y así hasta el fin, o el sin fin si crees en la/s vida/s que siguen de esta.
La existencia es un eterno final al ser un interminable comienzo, pasa que uno se entera sólo cuando se nos desbaratan los esquemas y las reglas que nos llevaron a cierto punto son insuficientes para seguir adelante, entonces pretendemos un estaticismo que no puede ser, pues aunque nos pensemos estancados, en el atasco, hay mucho cambios que nos harán permanecer o que algún día nos sacarán de ahí.
Ruedas de colores, verdes ocres, amarillas y violetas, multicolores, tornasoladas, brillantes, pequeñas, fugaces…
Queda atrás un año más, un poco más de raíces para afirmar mejor al tronco, filamentos hechos de experiencia, de saberes cosechados por el hecho de transitar.
Rulos y volteretas, no nos hacen más grandes ni mas sabios, solo nos permiten movernos, en círculos de espirales, a un ritmo de perfección infinita, quién mejor que nosotros para ser nosotros.
No somos árboles, a veces tenemos los pies a dos centímetros del piso y a veces, hundidos hasta el cuello esperamos por ser rescatados.
Espirales al infinito, el continuo del existir, el alivio de olvidarnos de tanto en tanto, y la conciencia fuerte cada vez que hace falta.
Vueltas y silbidos pueblan la noche de las fiestas, petardos y olor a pólvora, risas y copas tintineando, llantos de bebés y de viejos, hermandad armada del rejunte de varios rituales de muchas cultura ya mueras, bajo tierra, junto con las raíces.
Explotemos esta noche, de cachetes rojos y dolor de panza por reír, cantando, alabándonos entre todos siendo el uno para el otro el recuerdo del primer otro, ése que nos recuerda que por más volteretas que demos, seguimos siendo uno con el otro, con él y con el todo.