lunes, 10 de diciembre de 2007

CAVILACIONES 127 - CURVA

Atontado, confuso, lúcido, sonriendo pero con un pesar raro en el pecho y con los ojos húmedos.
Pareciera que como en las películas de los viajes espaciales donde una nave logra curvar el espaciotiempo para trasladarse en un instante de un punto distante a otro casi sin darse cuenta, casi sin esfuerzo.
Las distancias se acortan, las razones quedan chatas, las explicaciones insuficientes, las habitaciones mas vacías, el ánimo trastocado, el andar quedo y con lluvia.
Los dichos populares hablan de que los puntos opuestos, si se empeñan en su oposición, pueden tocarse.
Además no habría manera de explicar eso a alguien y que le entendieran.
A veces uno puede llorar de emoción y felicidad, otras, reírse hasta llorar.
¿A quién llamar? ¿como mitigar esto que no deja de crecer que hasta la piel le va quedando chica?
A veces puede una caricia insistente transformarse en algo incomodo, u otras veces, algo doloroso devenir en algo placentero.
Había amado y le habían amado, él lo sabía, la eternidad metida en una noche. Luego el tren les separó para siempre, vidas muy diferentes, en puntos muy lejanos.
¿Puede el alma curvarse? ¿Puede volcarse sobre si? ¿Puede el dolor y el amor coincidir en un punto? ¿Puede la razón desaparecer? ¿Podrá este instante eterno ser en algún momento solo un capitulo pasado en el libro de los recuerdos? ¿Puede este dolor cesar? ¿Puede este extrañar desvanecerse? ¿Pudieron haber sido las cosas diferentes?
Era raro, no era bueno, no era malo, estar así, tonto, mirando el techo, ignorando al mundo, lleno del todo, arrancado de todo, lleno y vacío, tan vertiginoso y calmo a la vez… tan raro, diferente a todos los ayeres, fuera de las reglas claras, abandonado y contenido, así tonto, así lúcido, él creía sentirse vivo por primera vez…

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