lunes, 10 de diciembre de 2007

CAVILACIONES 114 - PARA VOS

Escribo estas líneas para poder hacer frente a esta soledad de que me agobia.
Mis días no han sido de lo mejor últimamente, el trabajo ha empezado a perder sentido, antes hacía las cosas con mas fuerza, mas convicción, sentía que lo que hacía tenia un sentido social, o sea, poder brindar un servicio a la gente necesitada o en apuros, poder estar ahí en ese momento difícil y sacarlos del brete. Puesto así, pienso, por ahí te hace pensar en mi como un romántico que se siente supreman y por ahí tienes razón, aunque nada de eso sea lo que me mueva ahora, pero te lo cuento igual para que me conozcas un poco mas de mi.
Antes también disfrutaba de las caminatas en el parque, donde solía pensar, tomar sol en el pasto, sacar fotos, ver como la gente hacía ejercicio o paseaba al perro. Ahora las caminatas ya no son lindas o buenas, son una tortura mas bien, me jode mucho la idea de poder estar caminando con vos, y esa idea no me deja tranquilo, así que un día decidí no volver mas por ahí. Es raro, abandono un lugar por tu recuerdo y sin embargo nunca estuvimos juntos ahí. Ya casi no salgo a caminar.
Me considero alguien inteligente, sensible, 1.80m, peso 74kg, pelo largo, tez morena, simpático, de charla amena. Por ahí ya te has dado cuenta de alguno de los detalles que te pongo, pero me gusta que sepas mas de mi así consideras que nos veamos de nuevo, porque yo me quede muy prendido de vos esa vez que nos conocimos.
Que tonto me siento escribiéndote cuando no se si esta carta te valla a llegar algún día o si ahora mientras la escribo la vas deletreando o es que por una magia extraña sos vos la que escribe las líneas aquí presentes.
No se que es lo que me pasó, sí se que fue mágico, esa cara, tu nariz, esos ojos, los hoyuelos en las mejillas, tu dientes blancos, esa risa como cascada, que lindo que fue conocerte. Ahora que me acuerdo me pongo como tonto, me sonrío y hasta colorado estoy.
La arena blanca, gaviotas, el sonido del mar, las olas arrullando, el sol tibio, tu perfume a incienso disuelto en la brisa, la tarde viniendo en noche, la luna, la suerte que tuvimos de ver la lluvia de estrellas fugaces juntos y eso lindo que pasa cuando las horas se pasan rápido y no te das cuenta del sueño, el hambre o el reloj.
Es curioso me haya quedado tan pegado a vos, con solo una tarde y noche compartida y embutida en esas siesta de domingo que después de los tallarines de la vieja me volví con sueño a la casa.
Que cosas crueles tiene el destino, de que la fatalidad quiso que me endulzaras la existencia desde el mundo de los sueños, y que aunque quiera no puedo olvidarte, y aún queriendo no puedo siquiera odiarte, y aunque no acudas a mis llamados seguiré aprovechando para dormir en cualquier sitio con el corazón contento y el ansia de que tal vez, esta vez cuando me quede dormido, aparezca tu sonrisa a iluminar esta descolorida vida mía…

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