lunes, 10 de diciembre de 2007

CAVILACIONES 119 - ESPACIOS VACUOS

Extraño esa parte de nadie que aparecía cuando estábamos juntos.
Así como la lengua no es la dueña del sabor dulce ni el azúcar tampoco, pues mi lengua no me dice nada si el terrón no la toca y el blanco polvo es vano en su existencia si no es degustado por mi.
El dulce surge en la nada, en el espacio entre las dos cosas, si no hay uno, el otro no puede crearlo.
Así es que no te extraño, no a vos, sólo hecho de menos ese pasto que crece entre los dos baldosones de una vereda, manchando de verde al gris, pintándolo con flores en la primavera.
La miel tiene otro sabor. Es dulce también, pero no es lo mismo.
Esa nada hecha de a dos nunca será igual cambiando a alguno por otro. Por eso es que me jode pensar en lo definitivo de algunas cosas, de lo efímero de ciertos espacios, que mientras están a veces no valoramos, y que en su ausencia rellenamos de palabras, imágenes y recuerdos. Queda el olor a pólvora de unos fuegos artificiales que llenaran el cielo por un instante.
Vivimos en los intersticios, en esos no lugares que brotan, llenan, vacían y desaparecen.
Extraño llenarme de ese vacío que solíamos hacer los dos, y temo que su impronta marque otros vacuos espacios aún inexistentes que esperan por mi junto a otras personas para poder nacer.

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