lunes, 4 de agosto de 2008

EL QUE PUEDE SER


De algún modo había quedado atrapado sobre los techos. Mi vieja siempre nos decía que no había que hacer eso, ya que podían confundirte con un ladrón y pegarte un tiro, así que tenía que andar con cuidado. Para colmo había delante un galpón de chapa. Hay que caminar por donde asoman los tornillos, pues abajo esta la viga de acero estructural, sino corres el riesgo de pasar para abajo junto con las chapas. Tampoco hay que parase en las de fibra de vidrio. Mi hermano contaba de un chico que se había matado de esa manera.
Los techos se ponían cada vez mas complejos para pasar sin ser visto y estaba anocheciendo. Ninguno daba a una calle por donde bajar, un baldío, una construcción, algo… todo habitado y con gente haciendo cosas. No ser visto y no caerse.
Debía pensar en alguna excusa para entrar por el patio de la casa y pedir permiso a la familia para salir por el otro lado. Ya era de noche y se oía ladrar a unos perros. Al parecer la casa estaba vacía, pero eso lejos de aliviarme me generó más problemas, estaba todo con llave no podía salir a la vereda.
Es curioso, pero el final siempre es parecido: Nunca llego a la vereda. No sé porqué.
Los techos varían su aspecto, la gente nunca es igual, lo que se mantiene es la necesidad de salir antes que caiga la noche, y esa sensación horrenda de angustia e impotencia.
Hoy a la siesta llegué a una fundición y me hice pasar por un visitante perdido, me indicaron un ascensor que no estaba detrás de ninguna de las puertas visibles. Esta vez había tres personas más conmigo con la misma decepción pintada en la cara.
Me desperté y me fui a hacer unos mates.
En estos sueños suelo poder saltar con una agilidad inusitada. Me trepo, cuelgo, corro sin cansancio ni agitación, mis músculos responden como cuerdas afinadas, me muevo cual animal, sin vacilar, guiado por el instinto.
En estos sueños soy libre.
Pero estoy muy preocupado como para darme cuenta.

3 comentarios:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Cuando lo empecé a leer no pensé que se trataba de un sueño. Era el perfecto inicio de un relato "in media res", en literatura, es en "medio de una cosa o asunto" al que hay que rastrear hacia el pasado o el futuro. En cuanto al estilo, es brillante: ajustado, ágil, parco y realista.
Bueno, más allá de las apreciaciones literarias, a mí también los sueños recurrentes me vienen a la siesta, ¿por qué será?
En mi sueño intento volar y caigo contra un suelo de concreto gris. Mucho menos interesante que el tuyo. Lo frustrante: tengo una amiga que siempre vuela en los sueños y se siente más libre que nunca... El golpe que me doy es tan fuerte que siempre me despierto y tengo la sensación de que he dado un leve rebote en la cama, en fin, como diría Calderón: "La vida es sueño"... ¿siestero?

Mauro dijo...

Mi sueño recurrente es ultimamente..que estoy en un antiguo trabajo..y todos mis compañeros de trabajo estan haciendo sus tareas y yo nada...y doy vueltas por el sitio,como escondiendome para que el jefe no me diga nada y eso me hace sentir culpable de no se que...pero como dice proyecto maria castaña...nombrando a Calderon ..la vida es sueño.

YOR dijo...

Proyecto María Castaña y Mauro: Escribí una vez y hace tiempo "¿Si cuando sueñas no sabes que sueñas, podrías jurar que ahora estas despierto?"...
La filosofía de Berkeley (1685 – 1753) es el empirismo llevado al extremo. En su juventud, Berkeley propuso que no se puede saber si un objeto es, sólo puede saberse un objeto siendo percibido por una mente. Declaró que los seres humanos no pueden conocer los objetos reales o la materia que causa sus percepciones. Por tanto, concluyó que todo lo que puede conocerse de un objeto es su percepción del mismo.
Una vez tuve un sueño dentro de otro sueño, donde me despertaba del segundo pero seguía dentro del primero, hasta que finalmente me desperté del primero también… desde entonces empecé a masticar la idea de que es posible despertarme del todo. Tal vez reste un velo más por ser descorrido.