martes, 22 de enero de 2008

DESVELO



Tengo la carne cansada y el alma llena; todo me dice que debiera estar durmiendo.
En el trabajo los aromas de ayer insisten al borde de la taza de café.
Dulce sosiego, torturante desvelo, conciencia divina.
Estuve floreándome alegremente, coqueteando desafiante con los finales y las ausencias.
Vengo desde donde vida es una con la muerte y traigo un mensaje que no puede ser dicho ni entendido.

Tengo el alma quieta y el recuerdo latiendo; todo lo que me rodea esta ausente.
Es bueno, de vez en cuando, sentirse hijo, parte de algo mas grande, no estar solo.
Fuego abrasador, calor, luz.
He estado y he vuelto, como todos, acarreando el deseo de seguir estando.
Una vida puede tenernos ausentes, un instante hacernos presentes.

Tengo aún la gracia de quien batalla y escapa; el hormigueo de querer volver.
Me reconcilio con tu ausencia, y me alegra mi presencia.
En idioma mudo las polillas alertan pero el fuego es irresistible.
Salta la hechizada y se zambulle en la luz.
Chamusquina, asombro e interpretación absurda de las que, desde el frío y oscuro, permanecen y observan.

Alma cansada, contenta, con vapores de carbón; qué hermoso fue haber estado en la llama!

2 comentarios:

sergio dijo...

Amigo Yor:

Tengo la impresión de que nunca, pero nunca, sentimos con tanta intensidad el "deseo de seguir estando” como cuando “venimos de las llamas".

Está bien arder. Es, diría, necesario arder.

Me encantó.

Las correcciones estilísticas, si le interesan, para otro día.

YOR dijo...

Sergio: Gracias por tus comentarios, coincido en que la vida no tiene brillo si uno, al menos, no “arde” de vez en cuando… jajaj… en relación a las posibles acotaciones al estilo de escritura, serán bienvenidas pues yo escribo como me sale, y en que he venido postergando hacer un taller literario por mucho tiempo…