jueves, 20 de noviembre de 2008

“ESO”


Solía vagar sin rumbo entre acantilados, en las quebradas y cañones, por las orillas de los ríos que calaban hondo la tierra, cerca de las paredes, de las cosas más altas que él, pues era tan espigado que sentía vértigo al casi tocar con la cabeza las nubes pasajeras de primavera.
Quiso la casualidad que en su descuidado caminar de tan largas piernas, sus pies casi aplastaran un sapo cantor.
Al alzarle para ver si le había hecho daño, este, que estaba en perfecto estado, se fascinó con la altura y lo bello del paisaje, entonando sus mejores melodías, componiendo loas y alabanzas a tanta belleza.
El canto resonó dentro suyo de tal modo que despertó la dormida capacidad con la que todas las personas nacen que es la de poder asombrarse y apreciar lo bello por el sólo hecho de estar ahí, y olvidado de un santiamén sus temores, salieron juntos a caminar.
Recorrieron paisajes y geografías inimaginables, hasta que la noche hizo que su anfibio amigo necesitara volver con la banda musical de la laguna, pero cuando estuvo a punto de soltarle, el miedo volvió con una furia descomunal, le sudaron las manos, empezó a temblar, y del fondo del pozo del pánico apareció el odio cual Basilisco entre ladrillos.
Entonces se vio tentado de retener a su amigo, de no dejarlo bajar, de transformarlo en un prisionero en la cima de una torre, ya que si el sapo intentaba saltar moriría al caer de tal altura.
Si el batracio se quedaba él nunca más sentiría miedo y así junto a su guía seguiría descubriendo nuevos lugares cada vez más exultantes…
No; se dijo, y entre temblores dejó descender a su nuevo amigo.
Ni bien las patitas del sapo tocaron el conocido musgo su corazón se tranquilizó y una placidez recorrió todo su largo cuerpo, algo en él había comprendido que lo que es despertado, nunca más se vuelve a dormir.
Se sentó bajo un algarrobo, arrullado por el canto de sus nuevos amigos, sabiéndose conquistador de lo más preciado, de eso, que permanentemente se cruza ante las narices de la gente pero que absortos en minucias lo dejan pasar para luego lamentarse por no tenerlo.

6 comentarios:

Unknown dijo...

La insatisfacción permanente del ser humano hace que corramos tras el objetivo y que nuestra adrenalina se vea satisfecha una vez casi obtenido, porque allí se desbarranca la satifacción y volvemos a punto cero y otra vez a correr para llegar tan lejos que perdemos las coordenadas en el camino y luego no tenemos con quién compartirlo.
la carrera de nunca acabar y no aprender a valorar las pequeñas cosas salvo cuando están al borde del abismo y estamos a punto de caer con ellas.
Cuánta verdad.
te dejo besos y dejé un artista en mi blog que te gustará

YOR dijo...

Lo más paradójico de esa carrera es que en el presenta ya contamos con toda la gracia posible, pero, claro, nos sentimos indignos, desvalorizamos y ponemos el premio de la felicidad en cualquier lugar menos en el presente...
Un equilibrio entre buscar y disfrutar sería ideal, pero casi siempre la balanza se tira por el buscar sin disfrutar...
Beso y voy de visita para alla!

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

YOR

El sapito cantor de los abismos, ¿canta tan bien? Cuántos sentimientos encontrados genera desprenderse de la belleza. Llegar a la paz de tu campesino, es el destino más difícil. Casi siempre nos desprendemos de lo querido con bronca, insatisfacción hasta que lo olvidamos y lo reemplazamos por otro.
No somos capaces de recordar con alegría fragmentos de aquello que ya no está, ¿por qué será?

YOR dijo...

Proyecto María Castaña: Pienso que nos enseñaron en la más tierna infancia que el amor es algo que se agota, que hay que cuidar de a quién uno se lo da porque se acaba, como el dinero, como los escarbadientes, los que, si usas de manera demedida, puede que un día un pedazo de asado entre los dientes quede ahí para siempre.
No nos queremos desprender por miedo a no poder volver a amar. Confundimos nuetra capacidad de crear universos con las capacidades de ese que nos acompañó un rato y tenemos miedo que nos hayan quitado la habilidad, que se nos haya agotado el amor.
¿te digo un secreto? la naturaleza se expresa en la abundancia, sino, parate delante de un árbol cualquiera y trata de contar las ramas, las hojas, las flores, los frutos... nosotros somos parte de esa misma naturaleza.
¿Escasés? Cosa de humanos y politicas de mala distribución.

RMS dijo...

Yo veo 'Eso' de una manera particular.
Alguna vez me dijeron, cuando niño, lo que realmente amas hay que dejarlo en libertad. El amor es eso, libertad.
Los miedos, decantados en tu siguiente texto a éste.
Una original forma de mostrarnos la realidad con 'Eso'.
Un saludo.

YOR dijo...

RAMMSES: Los miedos parecen algo inevitable en la vida, y para gambetearles hay que primero ceder y confiar, es esta alquimia la que limpia y queda.