martes, 15 de julio de 2008

DESTETE


Seis personas charlando en una sobremesa. A, C, N, L, mi hermano y yo.
Bueyes perdidos, política y comercio exterior, las relaciones de pareja y la experiencia de cada uno.
¿Cuándo es el memento del destete?, pregunta mi hermano.
No me confunde verte de esa manera.
Nos convencimos de que hay fragilidad y despido en cada gesto que haces.
Dices estar cansada y todos te creemos.
Los nietos están empezando, vos pareces estar en otro lugar de la curva.
Pero no queremos ver, no nos queremos dar cuenta, nos hace mal.
Uno piensa que deja la teta el primer día en le jardín de infantes, la ida a estudiar afuera, formar una nueva familia, llamar familia a otra gente.
¿Cuándo es el destete? Preguntó mi hermano y él mismo se contestó… se contestó para todos los presentes.
Hoy fuimos a caminar con mi veja, está cansada, no llegamos a la equina, intentemos, intentaste, paciencia, más tarde volveremos a intentar.
Mi vieja siempre ha sido una mujer muy fuerte, de las que no muestran debilidades. Esto, para ella es durísimo, pues incluso ella se había convencido de su invulnerabilidad.
Se enoja con ella, no quiere que la veamos así, no quiere verse así.
Y mi hermano nos dijo a los presentes: “Nunca es tiempo del destete”… y luego agregó “Tengo cuatro hijos y una esposa, y sin embargo estoy aquí deseando que mi mamá no se muera”…
Mi hermano es sabio, con esa sabiduría de pocas palabras y mucho corazón, de esa clase que no necesita palabras rebuscadas para brillar como el sol.
Hubo un silencio que permitió llevarnos cada uno el regalo.
Luego la vida siguió como siempre, pero diferente.

3 comentarios:

Mauro dijo...

Antes de leerte aqui...te habia mandado un mail al respecto de las mamis cuando nos vamos poniendo viejos..cada dia las queremos mas y mas falta nos hace...Perdon...los inclui sin querer..hablaba de mi...claro.

sergio dijo...

Totalmente de acuerdo con Mauro. No sé que me pasa, pero con los años me pongo más pelotudo con mi vieja. No sé, tengo necesidad de estar bajo su techo y charlar y eso. A mí el destete no me ha llegado y sinceramente, dudo que llegue.

YOR dijo...

Mauro y Sergio: Evidentemente algo nos pasa que nos deja fuera de la posibilidad de elegir, y pienso que resistirse es arriesgarse a pagar muy caro tal osadía. Hay que dejarse fluir y llenarlas de besos a nuestras madres mientras aun estén. A su modo, al nuestro, o como sea, pero hacerlo.