jueves, 30 de septiembre de 2010

CLANCK!



Si un buen día te despiertas y te das cuenta que has encontrado una explicación para todo…
…no será porque te has puesto más sabio…
…tampoco porque estás más intuitivo que se costumbre…
…tampoco porque te haya iluminado alguna divinidad…
…ni significa que vayas a ser mejor persona…
…simplemente has caído en una trapa de oso.

De esas que tienen un seguro que cuando lo pisas, unas mandíbulas de metal se cierran en tu tobillo, clavándote dos hileras de dientes oxidados.
Al morder te inocula la sangre seca de otras victimas, infectando de éste modo tu torrente sanguíneo.
Suelen estar atadas a una cadena y ésta a su vez a una estaca clavada al suelo impidiéndote moverte por fuera del radio de unos escasos centímetros.

Las trampas de oso acechan dentro de libros, en reuniones gremiales, religiosas o sectarias, en las charlas de café con gente turbada por fanatismos, con ideas demasiado claras, cuyos largos pantalones no permiten ver que ya han sido mordidos e infectado con anterioridad.

La trampas de oso existen en todo aquello que se resiste al cambio, en eso rígido, seco como la piel de los cuerpos sumergidos en formol que pueblan las morgues, están en eso entumecido, conformista, en eso que cual mazo de metal es blandido e impacta contra todo aquello que parece dubitativo y puro por juzgarlo de ingenuo y peligroso.

Si has sido infectado, tal vez hayas perdido amigos, familia y afectos pues, cual si fuera el castigo de Dios a los habitantes de babel, éste tipo de veneno hace que pierdas la capacidad de entenderte con aquellos con los que antes te llevabas tan bien y tenías tantas cosas en común.

El veneno aísla socialmente a la victima, permitiendo el contacto sólo con aquellos que hayan caído en trampas puestas en la misma zona o con quién muy astutamente haya sembrado las trampas.

Las heridas de trampa de oso pueden sanarse con el tiempo… pero algo de su maligna infección puede quedar acechando en la esquina de alguna de tus aortas.

Espero que esta guía te sirva para poder mantenerte a salvo de las certezas que atan y fanatizan cuya única función, ahora lo sabes, es entrampar y aniquilar.

No te pierdas, no te dejes morder.

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