martes, 24 de febrero de 2009

VIEJAS COSAS ACTUALES



- Estoy cansado de buscar y no encontrar. A estas alturas creo que me terminaré quedando solo en esta vida...

- Si eso es lo que crees, entonces escucha este cuento Sufí:

La mujer perfecta
Nasrudín conversaba con sus amigos en la casa de té y les contaba como había emprendido un largo viaje para encontrar a la mujer perfecta con quién casarse. Les decía:
-Viajé a Bagdad, después de un tiempo encontré a una mujer formidable, atenta, inteligente, culta de una gran personalidad.
Dijeron sus amigos:
-¿Por qué no te casaste con ella?
-No era completa, -respondió Nasrudín-, después fui a El Cairo, allí conocí a otra mujer ciertamente fabulosa; hermosa, sensible, delicada, cariñosa.
-¿Por qué no te casaste con ella?, dijeron los amigos.
-No era completa -respondió nuevamente Nasrudín-, entonces me fui a Samarcanda allí por fin encontré a las mujer de mis sueños; ingeniosa y creativa, hermosa e inteligente, sensible, culta, delicada y espiritual.
-¿Por qué no te casaste con ella? -insistieron sus amigos.
-Pues saben por qué, ella también buscaba a un hombre perfecto.


- Si las naranjas anduvieran por mitades, se secarían al sol y nada de su lozanía llegaría a ser disfrutada.

- Estoy cansado de buscar y no encontrar. A estas alturas creo que me terminaré quedando solo en esta vida...

- Si eso es lo que crees, entonces escucha este cuento Sufí:

Reflejo de la vida
Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada de un pueblo. Un día pasó un joven se acercó y le preguntó lo siguiente:
-Nunca he venido por estos lugares, ¿cómo son la gente de esta ciudad?
El anciano le respondió con otra pregunta:
-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?
-Egoístas y malvados, por eso estoy contento de haber salido de allá.
-Así son los habitantes de esta ciudad, -le respondió el anciano.
Un poco después, pasó otro joven, se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta:
-Voy llegando a este lugar, ¿cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano le respondió de nuevo con la misma pregunta:
-¿Cómo son los habitantes de la ciudad de donde vienes?
-Eran buenos y generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos.
-También los habitantes de esta ciudad son así, -respondió el anciano.
Un hombre que había llevado sus animales a beber agua al pozo y que había escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejó le dijo al anciano:
-¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta realizadas por dos personas?
-Mira -respondió el anciano-, cada persona lleva el universo en su corazón. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, también aquí encontrará amigos fieles y leales. Porque las personas son lo que encuentran en sí misma, encuentran siempre lo que esperan encontrar.


- Si tu ojo fuera un pozo vacío e inerte, sólo receptivo, tal vez sería válido no encontrar, pero tu ojo construye lo que aprecia.

- Estoy cansado de buscar y no encontrar. A estas alturas creo que me terminaré quedando solo en esta vida...

- El final de toda búsqueda está justo antes de dar el primer paso en cualquier dirección que te lleve fuera, sólo falta que lo sepas, sólo falta que lo asumas, que lo aceptes, que lo vivas…

- Estoy cansado de buscar y no encontrar... tal vez ese sea un buen comienzo.

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