martes, 10 de febrero de 2009

PALOMAS


- Hice el posgrado allá, en Madrid… ese de la foto es mi novio, bah, mi marido o casi… ahora ya está de nuevo en pareja (se rasca el mentón) yo tenía la vida hecha allá… mi viejo se enfermó y viste como son estas cosas…
- Llegué para el 2001, el 2002 se quemó el país… (los chillidos lo distraen, se acerca a la ventana)
- ¡Che dejen de joder mierdas! (da un golpe al vidrio. Silencio).
- ¿Te molesta si fumo?...
- Quilombos familiares, largo de explicar… sabes que estas guachas primero traen pocos palitos, y si no los limpias antes de que te des cuenta arman un nido y de pronto aparecen dos huevitos… y cuando ya están puestos me dan pena y los dejo…
- Hoy perdí la mañana en la embajada… mirá la facha que tenía cuando estaba allá, ahora estoy hecho un desastre (da una pitada profunda al cigarrillo, las palomitas en el balcón, tras el vidrio empiezan tímidamente sus chillidos, él se toca la panza, mira por la otra ventana).
- Siempre ponen los huevos de a dos por vez… Creo que son como quince días y salen los pichones, y ahí cagaste porque entre la mierda de paloma y las pelusas se arma como un nido gigante. Después tenés que esperar que aprendan a volar y se vayan para luego limpiar rápido, sino viene otra y pone dos huevos más… y ahí ya me cagan ¿viste? Unas usan el nido de otras, a ellas no les importa…
- Esta es mi tesis de doctorado, y este el libro que publiqué a partir de ella… Pará que le saco la tierra, (se ríe) parece que te interesaron más las fotos que el libro…
- Antes no sabía que de los dos huevos siempre sale un macho y una hembra… mirá vos que manera de asegurar la supervivencia…
- No dejo de preguntarme que hubiera sido de mi vida allá. Acá siento que ya nada me ata, pero todavía no me he ido…
(se sienta, mira por la ventana una vez más, pero esta vez mira lejos, como más allá de horizonte, los pichones empiezan nuevamente a pedir comida, por la hendija se ven claramente, ellos también me ven a mí)
- Si quieres los puedo hacer volar… (dice) Si llegase a abrir la ventana se asustarían y saldría volando… ya he tenido otros en la ventana y sé que ya están listos…
- La madre suele llamarlos desde la baranda, pero ellos no van, nos saben que pueden…
- ¿Querés que los haga volar? (vuelve a decir con una sonrisa)

Suena el teléfono, luego de la llamada pierde interés en las palomas, me dice que debe ponerse a trabajar, nos despedimos, bajo por el ascensor y desde abajo, en la vereda, veo lo alto del balcón, creo escuchar el chillido de los pichones, me quedo un rato esperando que la ventana se abra, el chirrear de goznes, el batir de alas…
Nada ocurre.
Pienso en lo alto del balcón, en lo que la emplumada parejita no sabe, en las soledades acompañadas, el miedo…
Doy media vuelta y vuelvo a casa despacio tratando de degustar el paisaje.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Debo reconocer que lo leí y lo releí, en primer lugar me alegro que haya elegido el regreso a casa antes que las alturas de los balcones y el balance comparativo de las dos geografías.
Luego creo que es una sintética , mordaz y brillante radiografía de un trozo de realidad que más allá de degustar masticamos, sacando las espinitas de vez en cuando.
Un beso amigo!!!

YOR dijo...

Paola: Ya de vuelta, trabajando ful. Cumplí con volver raudo e igualmente rápido adquirir una faringitis que me dejó en cama un par de días... el cuerpo conoce sus tiempos, no hay con que darle...
Cada geografía con sus particularidades, ¿que hacemos gracias al miedo?, ¿Y que dejamos de hacer?, pregunta no grata de ser contestada muchas veces....
Un beso grande y de a poco, tímidamente al comienzo, planeo volver a mis actividades blegeras.... asi que ya te visto en seguida...

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Esta buena la analogía entre el científico y su objeto de estudio: estudioso frustrado -y malhumorado además- piensa sobre la vida que podría haber vivido en España si se quedaba, se angustia porque ahora está mal, en fin, no se decide a actuar. Las palomitas que saben volar no lo ignoran todavía... el miedo envuelve todo el relato y haría falta que alguien le diera un buen ventanazo al personaje para que se moviera de una vez.

YOR dijo...

Proyecto María Castaña: Hola Paula, espero estés mejor, yo de vuelta y ya trabajando.
El relato tiene como invitado especial al miedo, es cierto... llama a la reflexión también sobre la mala prensa que este tiene... ¿Porqué alguien no le da un buen ventanazo al personaje para que vuele de una vez? O sea ¿Porque nadie lo espanta para que sepa que nada lo ata, que tiene alas, que es libre?...
El señor miedo no es de mis favoritos, te puedo asegurar, pero así como nos puede mantener alejados del cambio necesario, a veces, es el único capaz de sacarnos del ensimismamiento y permitirnos dar el paso necesario...