viernes, 9 de enero de 2009

LA MIRADA


Conocí una vez a una persona maravillosa, de carácter franco, buenos sentimientos, responsable, alegre, cariñoso, considerado, inteligente y confiable con quién me encantaba el tiempo compartir.
Esta maravillosa persona me contaba de su andar por la vida, de sus viajes, de la gente que había conocido, de los que se le acercaba y los que se habían alejado, de las glorias y las sombras, de la vida misma que cada cual lleva bajo el ojo de este sol que pretende nada nuevo bajo su reinado.
La maravillosa persona construía bellos países en son sus palabras, con sus fotos, hacía entrar por el balcón las arenas del Sahara, el agua del Cena, las piedras del Machu Pichu, los actores de los musicales de Broadway, los cantos de la selva y la placidez de los lagos en oriente.
La maravillosa persona tendría una maravillosa vida, pensé, con tantas maravillas en su saco de experiencias, con todas las capacidades para disfrutarlas, con el sentido del asombro intacto y los ojos abiertos de par en par.
La maravillosa persona entonces me habló un día de su desamor, de la necesidad de estar en una relación seria, de extrañar un alguien que le esperar al volver, de un alguien para acompañarse en la vida, de las tristezas, las esperas, de las búsquedas y de las nuevas decepciones.
Tal vez no lo desee lo suficiente, pensé, pues con tales atributos, una cola debiera haber esperando por ocupar ese vacío lugar.
Tres años hace que le conozco ahora y nos hemos visto alguna que otra vez, cuando las distancias de achican y en ese tiempo nunca supe de quién pudiera estar con él como él decía añorar en nuestras charlas mientras dibujaba con el dedo en el aire de la noche los paisajes de épocas pasadas.
Un día me encontré con un amigo que le conocía y me dijo que se había enterado de una noticia referida a mi persona gracias a él, pero, como este amigo no se acordaba su nombre, rápidamente bombardeó con lo que consideraba más relevante y distintivo del otro para que yo me diera cuenta de que se trataba de la maravillosa persona: “El que tiene labio leporino”, dijo.
Ahí me acordé de la cicatriz en el labio y supe de quién se trataba, también me acordé del desasosiego, de la búsqueda, de las charlas y la danza de ciertas sombras.
Ahí comprendí.

5 comentarios:

P.E.P.E. ® dijo...

he tenido conversaciones similares.. con respuesta igual de similares.
Lo relevante de las personas a veces es imperceptible para muchos.. pero, los que nos damos cuenta de las escencias (me incluyo sin miedo a la falta modestia) somos afortunados...
Y afortunados por que, recuerdo que alguien me dijo cierta vez : "la vida es un espejo, la cual solo te va a reflejar lo que le muestras...".
Y sirve querido YOR.
A mi me sirve.

un abrazo.
siempre son NECESARIOS tus escritos.
creeme.
Nos vemos la proxima semana.
Ya ando de mente mas liberada.
Afortunadamente.

ALEXANA dijo...

La esencia (como bien dice P.E.P.E) es lo que prevalece en las personas. Cuando solo te quedas en el envoltorio, en lo externo y no ahondas, no vas más allá e intentas tocar el alma de quienes conoces, no aprendes, te estancas y terminas por empobrecerte.
Lo que me cuesta entender es que esa maravillosa persona no haya encontrado a su media naranja...habrá algo de exigencia en su búsqueda?
Un placer leerte, Yor.
(a ver si en este año puedo hacerlo con más asiduidad).
Besinos.

YOR dijo...

P.E.P.E: Por ahí pienso que el concepto de "esencia" como opuesto al de "superficial" nos limita un poco... creo que en "esencia" podemos ser también "superficiales" o "superficialmente" "esencialistas" y que se nos cuelen las mejores por nuestra red perceptual...
Digo, más bien, ya que uno construye lo que percibe, ¿porqué no prestar atención bajo la concepción que todo posee un lado lindo de ser mirado?...
Le damos de alta a la objetividad y ya, jajajaja.. de todos modos es un caso perdido... jajajaja.
Un placer par mi leerte también. Nos vemos!

Alexana: Bienvenida de vuelta!!, mi casa es la tuya, ya sabes...
Ahí vamos con el concepto de lo escencial en una persona... no discuto que todos lo tengamos, lo que si considero es que tenemos un aparato perceptor limitado para detectar la esencia del otro, ya que estará teñida por nuestras necesidades...
Creo que la esencia es permeable a otros sentidos diferentes de la simple razón, algo más intuitivo...
respetar la esencia del otro me parece que empieza con concebir que nuestra visión de ella será siempre limitada... así que avanzaremos con cautela, de otro modo podemos hacer estragos!, jajajaja...
Un abrazo y me voy de visita a tu blog!

RMS dijo...

Hace algunos años atrás me dieron una tremenda lección gracias a una maravillosa persona. Algo similar a lo que te pasó.
Detesto esto : El hombre como con los ojos. Lamentable pero cierto. Pero ni siquiera digiere.
De chico me llevaron a pasar unos días a los andes; mundo desconocido para mi en ese tiempo; mi abuela en el mercado escogía el pan más feo a la vista, cuando le pregunté porque llevaba el el más feo que parecía rancio, negro, etc.. ella me dijo: porque es el más delicioso.
Un beso y abrazo.

YOR dijo...

Rammses: Para que tu sabia abuela pudiera haber encontrado lo más delicioso dentro de lo que parecía lo más feo, tiene que haber tenido previamente lo delicioso dentro suyo para verlo luego dentro del pan...
¿Que tenemos dentro? ¿Que nos encontramos a diario en la vida?
Hay mucho por aprender... y toda una vida por delante.