martes, 20 de abril de 2010

PEQUEÑO OBITUARIO PARA UN GRAN SER



Quince años es mucho tiempo y a la vez no es casi nada.
Quince años pueden ser también toda una vida.
Se pueden llenar los años con bellas vivencias o dejarlos en blanco con la esperanza de que los próximos quince sean mejores.
Ahora pienso que el tiempo no es tirano, ni siquiera es bueno o malo, simplemente es una manera de medir el cambio.
Me pase largos quince años junto a una compañerita especial, a la que dedico estas palabras.
La vida nos reunió por casualidad y ella me demostró que yo podía cuidarla aunque en aquel entonces tuviera la percepción de que ni siquiera podía conmigo mismo.
Ella me enseñó también que yo podía ser cuidado a su vez.
Millones de anécdotas, muchas cosas vividas, incluso hoy tengo esa clase de recuerdos que al evocar parecen ser de la vida de alguna otra persona.
Hoy Carlita se fue.
Una buena vida hemos vivido juntos y esa conciencia queda prendida a mi alma.
Mi mascota, mi amiga, guardiana, mi gata preciosa.
Voy a extrañar esos ronroneos y el par de ojos que me acompañaban en mis actividades en toda la casa.
Las upas y las estiradas.
Los mimos.
Confieso que aún dudo de que exista un cielo para las personas y que en relación a los gatos tal noción se me hace más difícil de creer.
Sin embargo me oigo decir un “hasta pronto” porque el “adiós” se queda atragantado en alguna parte de mi cuello.
Hasta pronto Carlita, hasta pronto.

1 comentario:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Ay, querido. Imagino como te sentís. Yo adoro a mi gatita y sé cómo querías a la tuya. Un abrazo grande.