miércoles, 14 de abril de 2010

AUTOREFERIDO



Antes de ayer me senté a tomar un café conmigo.
Me di cuenta de que la autodisciplina me ayuda a empezar alguna que otra vez… cuando no hay ganas, cuando todo mi cuerpo dice estar demasiado cansado como para moverse.
Es cuando de todos modos termino accionando las palancas y las poleas, muevo las rudas y engranajes, tiro y aflojo, junto y separo.
Suele ocurrir que en medio de la acción las ganas aparecen y crecen, incluso a veces tanto que no quepo en mi asombro ante tanta gratificación…
Otras veces las ganas no llegan, cuyo caso igual me alegro de poder mantenerme haciendo.
De tanto en tanto, al parecer no sé que es lo que me conviene, pero si sé que es lo que quiero.
Ya no me peleo más con mi “ley del menor esfuerzo” simplemente me ignoro y me paso por encima, de ese modo crezco.
Me pongo límites, me premio, me reprendo, me escucho y cuando me pongo pesado me ignoro...
¿Cuánto de disciplina y cuando de joda? ¿cuánto tire cuanto afloje? Esto es un arte, no se puede decir con exactitud.
Llevo años tratando de educarme y como coincide el educando y el educador nunca se en que punto estoy.
Es como perseguir tu propia sombra.
¿Cómo me doy cuenta como va el marcador?
Cuando me sigo asombrando, sigo aprendiendo, me sigo interesando y sigo equivocándome…
Así me entero que sigo aquí:
Vivo.

2 comentarios:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Yo el otro día me senté, después de un trámite, a tomar un café en una esquina de la calle Las Heras a pasar el tiempo y leer el diario. Con los minutos me di cuenta que me sentía feliz como perro con tres colas. Me sorprendió que un acto tan simple me gratificara y comprendí que esa canción de Serrat sobre las pequeñas cosas no son solo versos bienintencionados. Como decís, crecemos cuando nos sorprendemos de nosotros mismos y nuestras reacciones.

YOR dijo...

PAULA: Pienso que registros como ese que tuviste son los que hacen que uno pueda optar por tomar mejores decisiones en lo que respecta al manejo del tiempo y el disfrute del día a día... cuando no nos damos cuenta, pues nada ocurre.
Me encanto tu experiencia, y sobre todo, que la valoraras y te dieras cuenta!