
Hoy estoy empezando los 36 años, y hace un rato me llamo mi hermano Miguel y me preguntó por cómo me había ido con los balances que uno hace cuando llega al final de un ciclo y comienza otro.
Anoche vinieron algunos de mis amigos y pidieron que dijera algunas palabras antes de soplar las velas cuando el reloj marcaba las cero horas del día primero.
Es para mí llamativo pensar como uno puede tener tantas cosas que quiere decir, y a la vez, cómo no sabe por dónde empezar, se queda callado y esboza su mejor sonrisa mientras trata de pedir un deseo inteligente en caso de que se cumpla.
No tan casualmente, anoche también, empezó a circular un álbum de fotos que mi mamá nos confeccionó a cada uno de sus 3 hijos con todas las fotos de nuestra infancia, ahí pudieron verme, pude verme también, vi mis fotos de cumpleaños anteriores y la felicidad que me producía la fecha. Mi tíos, mis primos, los regalitos, la gaseosa (como evento excepcional), la torta y la comida favorita que mi mamá nos hacía a cada cual en su día.
La idea que más me daba vueltas es la que quiero compartir en las líneas que siguen.
Mirando para atrás la vida parece a veces un electrocardiograma por sus picos y sus valles, y lo mejor es cuando uno adquiere la perspectiva suficiente para entender que las subidas no lo son tanto, y las bajadas… bueno, son siempre oportunidades de remontar más alto en la próxima elevación.
Reflexiono y me alegro de saberme como un alguien “colectivo” un sujeto que aún hoy sigue en medio de una red nutricia de afectos, de cariño, de gente valiosa, de grandes personas que decidieron quedarse a transitar juntos la vida.
Me gusta saberme incluido, contenido, apoyado, valorado… y aunque a veces pueda ser también criticado, eso me ayuda también pues me lleva siempre a la reflexión.
Identifico en mí una persona madura y responsable superpuesta con un niño grandote, y los que me conocen saben de lo que estoy hablando.
Nunca se agota en mí la capacidad de asombro.
De atrás, de adelante, en el lugar, veo gente maravillosa que está en mi vida.
El tan humano “si hubiera o hubiese” de las valoraciones en retrospectiva, está casi ausente de mis pasamientos, lo que me hace pensar que es esta una bella vida construida de la mejor manera posible o que, con el optimismo que me caracteriza, si hubiera o hubiese habido alguna otra vida mejor que ésta, no se me ha ocurrido pensarla.
Todos los años me mamá me llama o para saludarme y recibe de mi la misma frase “Gracias por haberme traído a la al mundo Má, sabes lo mucho que me gusta la vida”
Cada año, cada ciclo, tiene mucho por lo cual estar agradecido.
Así que digo en este cumpleaños: GRACIAS, con mayúsculas y este agradecimiento te incluye a vos que en este momento me estás leyendo.
¡GRACIAS!