lunes, 17 de marzo de 2008

CAMBIO DE ESTACION


Al comienzo de la primavera, cuando iba a guardar la ropa de abrigo en el placard salieron tres esqueletos, creí poder distinguir dos amigos de infancia y una tía abuela. Todos clamando por ser vestidos de carne nuevamente, bamboleándose torpemente en la habitación, chocándose las cosas, tropezándose con la cama, acciones entendibles en seres de cuencas vacías, pensé, pero ellos seguían sin parar de gritar, sacudiendo sus huesudos brazos, tocándome, reclamando, implorando.
Luego de meditar un poco las cosas y cobrar conciencia sobre el escaso tiempo que tenía para dedicarles si es que permitía que volvieran a mi vida, lancé un álbum de fotos viejas dentro del placard. Como esperaba, los tres partieron tras el objeto preciado, sabía yo cuál era la debilidad de estos recuerdos color sepia, y juro que estuve apunto de reírme cuando te vi entrar por la puerta. La ropa en andrajos, los ojos hundidos y las facciones fluctuantes debido al tiempo que hacía que no nos veíamos. Entonces hiciste tal gesto que por un momento pensé que podías verme a través de los ojos ya secos. Quise sonreír en honor a la familiaridad, a las cosas vividas juntos, al tiempo que pasé extrañándote hasta que me olvidé de pensarte, pero sólo salió una mueca torva.
A continuación, con mucha tranquilidad, te quitaste los zapatos, la vestimenta, la piel, la carne, el cabello y los ojos quedando desnudo delante de mi: Huesos bancos, huesos puros, huesos indiferentes, sin dueño y sin identidad.
Luego, lentamente entraste al placard y cerraste la puerta tras de ti.

3 comentarios:

Mauro dijo...

Mi negro querido...no puedo ser ecuánime ni consecuente, ya sabes mi adoración y mi afecto..te lo dije desde el primer día que nos conocimos hace ya algunos años...sos mi héroe favorito..te quiero mucho y ya sabes que estoy siempre contigo...Un abrazote eléctrico...Mauro.

sergio dijo...

Ese viaje de los muertos vivos al arcón de las cosas viejas, creo, sólo fue posible porque el narrador así lo decidió. A veces, parece que se trata de eso, de una decisión.

YOR dijo...

Mauritanio: Creo que ambos alimentamos esta amistad que cada día se pone mas fuerte y corpulenta, llena de carne sobre sus firmes huesos.

Sergio: A veces se trata de una decisión, y otras de consenso: ¿Cómo puede uno mantener vivo a alguien que se esmera en ausentarse?, por otro lado, ¿Cuantos esqueletos puedes vestir con carne? recuerda que se necesita tiempo y energía para alimentar las relaciones, y ambos tienen limites en las personas, pues, si no los reconoces, te desarmas y desvaneces en el intento...