
Recuerdos hablan de que las fiestas eran sinónimo de quilombos, malos entendidos, tristezas, enojos e hipocresías.
Las noticias hablan de un aumento considerable en la inseguridad para estas fechas, dicen que es porque todos quieren “tener” para festejar, y lo consiguen como mejor pueden.
El índice de violencia familiar aumenta también en la misma época.
Resentimientos dicen que con éste si, que con aquel no, que éste me hizo daño, que el otro es un falso y el vestido de aquella es un exceso para el sueldo de mi hermano que se mata laburando todo el año.
Niños glotones hambrientos de juguetes caros, llenos de un insaciable imaginario nutrido por el cartoon network, Nikelodion y MTV.
Nada es como cada cual quiere por su lado así que mejor juntarse a amargarse en equipo.
Faltó la mayonesa, la familia tal una vez más se hizo la boluda con las bebidas, mi hermana no llamó y es la primer Navidad sin la Tía.
Blah, blah, blah…
Tan fácil llenarse se causas para generar el efecto tóxico deseado.
Si sólo te detuviera un segundo a meditar.
Si te sintieras digno.
Las excusas se irían por la cloaca.
Siempre habrá algo por lo que sentirse mal, asi como aquello por lo que sentirse bien.
Celebra lo bueno, date el permiso.
Te lo mereces.
Muy Felices Fiestas