miércoles, 31 de diciembre de 2008

Guia


Hace tiempo había escrito un cuento sobre una raza de sujetos que habían nacido sin brújula y sin mapa, y que andaban sueltos por la vida al tuntún sin terminar de hallar nada que les defina o interese.
Tontamente libres esas gentes.
En el relato, también, había una vueltita de tuerca: Alguien o algo, había roto en muchos pedazos pedacitos del mapa de cada cual y los había distribuido entre el resto de estos sujetos, de tal modo que quién hiciera las preguntas adecuadas obtendría esa parte de sí, puesta al cuidado de los demás.
Era necesario ir en busca de los otros para poder hallar su sentido, su geografía, su propósito.
Reconozco haber tenido suerte.
Este año me a puesto en la vía de muchas personas, ente ellos en la tuya, en tu camino, y las preguntas han hecho que recuperase esta parte de mí puesta a tu cuidado.
Estoy mas entero, mas contento.
Gracias por el cuidado, por este retacito de mí que si no fuera por vos no habría encontrado o tendría que haber redibujado con crayones y lapiceras a la deriva en un mar de incertidumbres.
Espero haber podido cuidar bien de los retazos que te pertenecían, ha sido un placer y un orgullo tenerlos al cuidado, pero ya es tiempo de que vuelvan con su dueño.
Buen provecho y feliz 2009!!

lunes, 29 de diciembre de 2008

LAS ESCONDIDAS


Me desvelaron los velos, uno tras otro, componiendo mi percepción.
Como puedo ser metódico, entonces aíslo lo que pretendo de lo que creo, de lo que debiera y lo que está siendo.
El proceso me resulta tan asombroso como concebir que la materia tiene más de vacío que de sólido, que nunca tocamos nada, que son sólo campos de repulsión y censores de presión en la piel.
Apresurado descontextualizo, desanalizo, despienso y descreo pero sólo doy con más velos.
Neurotransmisores, caldo de vida, cajas negras con secretos mecanismos.
Miro al techo, el ventilador gira en sentido de las agujas del reloj, el sentimiento no es razonable, las sensaciones tampoco, las intuiciones menos.
En ese momento me deja el caballo en la mitad del camino, tendré que seguir a pié.
Generalmente, pienso, creemos estar dentro de un cuerpo que nos pertenece, con una razón que no alcanza y una conciencia que se rehúsa a mostrar su ubicación.
Una puntada se hace prevete encima de mi ojo izquierdo.
“Suéltalo” decía un maestro Zen.
Retomo: Si quiero ser fiel a mí mismo debo empezar por saber donde o quien es ese “si mismo”, para no terminar permitiendo que los demás vivan mi vida. Pero solo hayo capas traslúcidas, una encima de otra, superpuestas, yuxtapuestas, y cuanto más velozmente avanzo, quitándolas, aparecen más y más.
Un infinito viaje retirando lo superficial hasta lo profundo.
Fácil decirlo.
Protones, neutrones, electrones… antes pequeñas esferas sólidas componiendo la materia, hoy gigantes huecos rellenos de quarks que por ahora serán las partículas más pequeñas y firmes hasta que se demuestre que, seguramente, son cáscaras que llevan dentro otra variedad de partícula.
El “si mismo” se me escapa como el agua entre los dedos cuanto más trato de asirlo.
La serpiente agazapada entre las matas da su golpe fatal: ¿Y Si todos los velos caen alguna vez y me encuentro con el vacío?
Me detengo agitado ante el abismo.
Acorralado el zorro, ya sin aliento, rodeado de perros oye los caballos acercarse.
Solo entonces suelto…
Dejo correr al arroyo y me extasío con su música.
Donde quiera que esté mi “si mismo” está a salvo de “mi mismo”.
Eso me reconforta.

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viernes, 26 de diciembre de 2008

INVISIBLES RECOVECOS


- Estoy sentado delante del paciente y entonces, sin levantarme de la silla, empiezo a golpear la pared con el puño cerrado, una y otra vez sin dejar de mirarle a la cara…
Me quedo extasiado mirando como reproduce el movimiento y su expresión agitando el brazo derecho hacia una invisible pared en el patio de casa.
- ¿Qué es esto?, les pregunto….
Silencio.
- Jaja, a esa altura algunos creen que estoy loco y que no saben que están haciendo ahí, jajaja…
Expectación.
- ¿Por qué mi mano no puede pasar para el otro lado?...
Sigue moviendo el brazo.
- Algunos me contestan que porque hay una pared, otros porque la pared es dura, gruesa, otros, la mayoría, no dice nada… luego, yo les comento, “es porque hay un límite… por eso mi mano no puede pasar”…
Los dos seguimos mirando a nuestro interlocutor, nos tiene atrapados en su relato, y él lo sabe, así que se toma todas las pausas que puede, y yo, mientras, trato de absorber todo para venir corriendo a escribirlo antes que se desvanezca.
- Esta pared, no nos deja pasar para el otro lado, nos mantiene aquí adentro, pero, a la vez, impide que los rayos del sol nos quemen, nos protege de la lluvia, del viento, nos limita, es cierto, pero además nos protege… eso es lo que los “límites” hacen, demarcar un lugar de libertad y definir cuales lugares son prohibidos para mantenernos a salvo…
Claro, pienso, por la quita de libertad es que uno se revela, pero pierde de vista la ganancia de la protección. Un límite, limita (redundantemente), pero a su vez protege de lo que haya al otro lado de la pared. Concluyo.
- la gente tiene alergia a poner límites, sobre todo a sus hijos, pues les desorienta de sobremanera el berrinche que estos arman… pero como dije, si no hay límites…
Me quedo pensando en las paredes, los cuartos, las ventanas, pasadizos y altillos de mi casa virtual hecha de límites… concluyo que es muy amplia, pero que posee unas buenas paredes, bien resistentes.
La tarde sigue su paso y dejamos el mate para empezar con unos daiquiris de melón.
Primero se hizo el plano, luego las primeras paredes, más tarde algunas reformas, todos entre el arquitecto y el maestro mayor de obra, hasta que quedó firme, luego, y con el tiempo, me adueñé y empecé yo solo a seguir con las ampliaciones, los cambios y los recortes…
- ¿Qué tal si celebramos todos en calzones?- Propone…
Mi casa es bella y lo sé, no por que la pueda ver, sino porque estando adentro siento esta placidez y tranquilidad que se siente sólo si se está en el hogar.

Dedicado a Sergito

miércoles, 17 de diciembre de 2008

DE NUEVO A LAS ANDADAS



Una y otra vez negando lo que hay,
mirando en otra dirección,
dando más crédito a lo que se supone debiera ser
que a lo que es.

Nuevamente la tristeza ante la demanda,
la imposibilidad de llenar los huecos del gruyere,
de secar las tormentas, de humedecer al sol
el nacimiento de una inflexible infelicidad.

Tan cerca, tan plenos,
Tan felices, tan presentes.
Pero hoy no es más hoy
el pasado duele, el presente me ignora y futuro se burla.

No me pondré colores
No participaré del engaño
Algo de respeto me queda
Por vos y por mi.

Sigamos pues andando,
mezclados en la madeja sin fin,
dice la experiencia: hilos que se cruzan,
no siempre terminan en nudo.

Me llevo tu presente ausencia,
prometiendo ausentarme ante tu presencia,
hasta que tu ausencia se haga ausente,
y pueda mirar de nuevo al sol de frente.

NAVIDADES


Pasábamos la Navidad en la casa de una tía hermana de mi papá, solíamos llevar comida y armábamos entre todos la mesa navideña.
Mi papá solía actuar algún escándalo antes de salir, era algo que tras los años se había transformado en un sinónimo del espíritu navideño.
La casa de la Tía era inmensa, yo me juntaba con mis primos y primas que no veía en todo el año y nos la pasábamos jugando.
Me encantaban los cohetes, decía un tío que la manera de alegrarme el día cuando era chico no era comprándome un juguete, sino regalándome una caja de fósforos.
Los chicos correteábamos, casi no nos sentábamos a la mesa, los grande hablaban, comían y tomaban.
Una vez hice baila un “trompito loco” en la pelada del dueño de casa, otra uno de mis primos tiró una batería debajo de la mesa donde todos estaban distraídos charlando.
Venían los primos desde Mendoza a celebrar en Santiago del Estero, mi papá se juntaba con su hermano de allá y se ponían en pedo ante la desaprobación de mi tía y mi mamá.
Me hacía ilusión esa juntada anual.
Varios años hubo regalos para todas le demás familias y para nosotros no, no teníamos la costumbre, sólo solíamos recibir regalos en reyes.
Yo no entendía de costumbres, pero si de diferencias.
Un año robé un regalito lleno de cohetes del arbolito.
Luego de las doce todos entendieron de donde salían tantas chispas y estampidos cuando los cohetes se habían terminado.
Creo que fue más vergonzosos para los adultos que para mí.
Una noche buena deleité a todos con mis mejores cuentos verdes (muy verdes).
Nuevamente, creo que fue más vergonzosos para los adultos que para mí.
Mirando para atrás recuerdo que lo disfrutaba, que las diferencias no pesaban y que la noche era un continuo de juegos hasta bien tarde, y que la diversión duraba hasta que me quedaba dormido en algún sillón (Hoy lo sigo haciendo).
Me fascinaba el pesebre, una vecina no se cansaba de contarme la historia una y otra vez además de todas las veces que yo se lo pedía.
De tantas maneras pudiera hoy celebrar, de tantas otras pudiera hoy amargarme.
Pienso que a veces miramos para atrás poniendo esta mete adulta en el cuerpo del niño que habitó esas vivencias pasadas, haciéndonos creer que no la pasamos tan bien pues hoy ya perdimos la capacidad de gozar de las cosas simples.
Eso no me lo hago más.
El reloj se niega a marcar las doce y la caja de fósforos se sacude de ansiedad en mi mano aguardando por llenar el aire del aroma a pólvora que me hará feliz una vez más.
Estoy acá, estás acá ¿que más?.

martes, 16 de diciembre de 2008

DEUDA


Pablo dejó de jugar con sus amigos, no teneia tiempo, había pasado mucho habre en el pasado y no queria que se volviara a repetir.
Ya no salía al prado, temía recordar sus épocas de mendigo, temía también que los demás le recordaran.
No contestó llamadas de teléfono, pues había pasado frío y no quería que eso volviera a pasar.
Dejó las salidas con amigos, las cervezas frías en verano, los mates con masas en invierno, las playas, la montaña, las casas de amigos conocidos y no tanto.
Pablo tenía una vaca.
La vaca daba leche.
Con la leche se hace queso y yogur.
Pablo pasaba los días cuidando de que a su vaca no le faltara nada.
Se lo debía, la vaca lo había sacado de la miseria.
Horas mirandola pastar, horas ordeñando, tmando y vendiendo productos y sub productos.
Pablo no era más pobre.
En el pueblo todos lo reconocían con admiración al pasar.
Las vacas no abrazan.
No bailan.
No charlan.
No te dicen que te quieren.
Las vacas mugen, pastan, miran y sobre todo, dan leche.
Pablo emepzó a odiar a su vaca.
Pablo odiaba odiar su vaca, después de todo, lo había sacado de la miseria.

FINAL 1:
Pablo entiende finalmente que su vaca no lo es todo y con mucho esfuerzo empieza a hacer espacio en su vida para los afectos, las salidas, las distracciones y las personas empezando a amar no solo a su vaca, sino a él mismo y a quienes le rodean.

FINAL2
Pablo piensa que la vida es injusta, que las vacas debierna hacer algo más que dar leche, que Dios es un imbécil, que la gente es ladina e interesada, que si se hacerca a alguien corre el riesgo de quedarse sin su vaca. Los años pasan y Pablo termina siendo un viejo casacarrabias con tres vacas más que al comienzo con tanto dinero como soledad para contar.

FINAL 3
Pablo mira a su vaca, toma un arma y luego de matarla se suicida.

FINAL 4
Pablo abraza profundamente a su vaca y con lágrimas en los ojos la vende para ponerse un dugstore.

FINAL 5
Pablo luego de tanto aislamiento le propone matrimonio a la vaca, él de traje, ella se casa de blanco y se come el ramo ante la decepción de sus amigas, son felices por siempre jamás ya que nadie comprende a Pablo como su vaca.

FINAL 6
Pablo se da cuente que él no es su vaca, y sale a vagar por el mundo. La vaca conoce un toro y tiene hermosos terneritos, ellos mantienen correspondencia hasta le día de sus muertes.

FINAL 7
La vaca es una metáfora de las metas y los trabajos sobreestimados, las pédidas son todo eso que dejamos de lado sin darnos cuenta arruinadonos la vida, Pablo es una metáfora de las personas con las que te topas a diario o tal vez vez vos mismo, y si es de este modo, el final lo pones vos…

miércoles, 3 de diciembre de 2008

OCHO PATAS Y UN CORAZON


Cae una mosca en la red, independientemente de sobre qué nudos esta se asiente, cada unión, cada hilo, recibe la vibración de su desesperado intento de huir.
Solía imaginar que algún día podría comer cuantas tortitas quisiera, pero ahora estaba a dieta.
Imaginaba que contando con una PC su trabajo sería más fácil, y ahora no puede encontrar la diferencia sentada delante de la pantalla.
Decía que conocería muchos lugares cuando tuviera el auto, que invitaría a dar una vuelta a muchas personas, no contaba con la escasez de tiempo.
Una tela de araña es algo que en sí misma carece de sentido, necesita del afuera para funcionar, es algo receptivo.
Una casa era un sueño diferente de las aristas de lo real, el baño gotea y el patio es muy chico.
Quería un amor, pero no contaba con el dolor.
Quería una familia, pero no se imaginaba que se trataba de eso.
Quería una lista larga de cosas que fueron de a poco llegando, de manera tan imperceptible que no pudo percibir cambios en la longitud y el peso de las cosas por conseguir.
Tensa e impecable la tela espera silenciosa.
Una veja amiga, una charla de café.
Media hora de recuerdos sobre los días de estudiantes, las entregas de trabajos, los finales, las trasnochadas, las necesidades, la lista…
Cada nudo se resiente en la presencia lejana de un intruso en la tela.
La lista tan llena y ella tan vacía.
Una pieza del rompecabezas que se había extraviado llegó a completar el cuadro.
Cada nudo tuvo sentido por una mosca lejana.
Al principio se ensombreció al descubrirse rodeada de lo que había peleado por conseguir desde hace años.
Tanto tiempo perdido, pensó urgida.
Saludó, pagó el café, hizo un llamado inventando una excusa, se subió al auto, busco a sus hijos por el colegio y se fueron a la montaña.
La capacidad de poder “tener” nada tiene que ver con la de poder “disfrutar”.
Con tener no alcanza.
Mientras manejaba entre la risa de los suyos mariposas en el estómago le cosquilleaban dulcemente, había tanto por ser gozado.
Tanto por ser vivido.